miércoles, 13 de abril de 2016

Los treintañeros pedantes

Los había sufrido de refilón ocasionalmente pero hace relativamente poco me han rozado y he tenido la oportunidad de olerlos de cerca. Siempre había creído que me caían bien, lo sé porque nunca los había criticado.
No voy a hablar de la falsa modestia (Guardiola, que meaba colonia, y a estas alturas debe de orinar ya oro líquido), ni tampoco de los creídos, que sencillamente tienen el ego por las nubes pero puede deberse a miles de motivos, no necesariamente a presumir de "cultura". Lo que quiero es diseccionar a los pedantes intelectuales. Ejemplares gafapástidos en su mayoría, que presumen de cultura general, casi siempre contemporánea, si se encuentran en la cuarta década de la vida.
En términos coloquiales, un pedante es una forma de cuñao, esa expresión tan de moda ahora para referirse a los listillos (por una vez, un término masculino con connotaciones negativas, ya valía de "la suegra"). Los pedantes dan consejos (incluso sobre gustos), tocan un instrumento  musical (o dos),  van de bohemios o de pijos (hay las dos subespecies) y son bastante egocéntricos.
Aunque habrán leído a Borges, visto las películas de Kurosawa y dominarán la geopolítica mundial, el arte contemporáneo es la vía rápida para convertirse en un pedante: requiere poca especialización. Viajar, mucho viajecito y hacer ostentación del mismo, exposiciones de fotografía, cuatro nombres de escritoruchos de medio pelo (si son locales, mejor), combinado, como hemos dicho ya, con algún dato de "cultura" de la buena, de la reconocida y sentar cátedra cada dos por tres desde el pedestal al que ellos mismos se han subido y desde donde contemplan el mundo.
El modernillo es mainstream, tiene gustos de moda que pertenecen a la corriente principal, mientras que por lo general, el pedante huye de esas modas, suele presumir de tener un blog, y puede formular críticas hacia el primer grupo.
Los reconoceréis porque te menosprecian, hacerse con la admiración de  un pedante no es fácil. Y es estéril.
Me parece que soy una pedante.

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